Por algo había que empezar ¿verdad? Las casas no se construyen por el
tejado y nadie nace sabiendo, un hecho que hay que admitir para poder empezar,
para poder progresar.
Durante años he querido hacer videojuegos, no voy a decir desde siempre para
no marcarme un postureo. Mi principal obstáculo ha sido el de siempre, esos
pequeños espectros que persiguen a todo joven con sueños creativos:
inseguridad, inexperiencia, falta de tiempo o dinero... tú le pones nombre y
sabes de qué estoy hablando.
Qué bonito que es. |
Decir "quiero hacer un
videojuego" es fácil, hacer documentos de "esto es lo que quiero en mi videojuego" está tirado, pensar
"mi videojuego va a ser la caña y va
a tener esto y va a ganar lo otro y me voy a llevar un gritón de dólares" lo haces sin
pestañear. "Hacer mi
súper-videojuego" ya es más complicadete, es muy sencillo inflar un
proyecto, ilusionarse y dejarse llevar por la pasión. Te lanzas a la locura,
directo contra el gran molino lanza en ristre, y caes en ese pozo de frustración que
es el “quiero y no puedo”, “esto es muy difícil”, “alcalde, dame un programador” y al
final te quemas, renuncias y dejas tu súper-juego comiendo polvo… hasta que lo
superas y vuelves a reiniciar el ciclo con otro proyecto...
¡MAL!
No
digo que tener pasión sea malo, no digo tampoco que hacer locuras sea malo
(bueno, depende); pero lo que no se puede pretender es hacer sin ser, ni ser
sin hacer. Y si por algo hay que empezar, mejor que sea por algo pequeño.
Cambios de look |
Y
aquí es donde entra en acción mi pequeñín, Blocky.
Hará
cosa de dos/tres meses, en mi afán de encontrar la herramienta perfecta para
hacer juegos, probé un framework para
hacer juegos en 2D en Lua llamado LÖVE (o Love2D, más info aquí) que automáticamente
me encantó. El desarrollo de Blocky me ha llevado bastante más de lo esperado,
pero no debido a su complejidad sino por tener que pausarlo y dedicarle tiempo
a la facultad y a otros quehaceres. En total, si juntase todas las horas de trabajo
(y sin contar la música, hecha por la guapa de Lo8its), el desarrollo me habría llevado menos de una semana.
Estoy bastante contento con el resultado final, teniendo en cuenta que todo
empezó con un tiíllo larguirucho y un
cuadrado azul.
Sé
que no es perfecto, ni es una maravilla Y ME DA IGUAL, es mi juego y lo he
terminado; he cumplido mi sueño y ahora empieza lo bueno. Porque Blocky es la primera de muchas piedras que están por venir.